miércoles, 25 de febrero de 2009

LA DEFENSA DEL PATRIMONIO Y LA ARQUEOLOGÍA

"Es imposible al Estado o a los ayuntamientos ase­gurar la vigilancia per­manente de todos los sitios o monumentos ar­queológicos del país. Su salvaguarda tendrá que ser, en gran parte, fruto de la toma de consciencia cultural de las pobla­ciones".

El Instituto Portugués del Patri­monio Cultural del Ministerio de Cultura, por medio de su Depar­tamento de Arqueología, editó ya hace unos años, un sencillo tríptico, con una tirada de 10.000 ejemplares, en el que se presenta al público en general, la problemática exis­tente sobre la defensa del patri­monio y la arqueología y se ex­plica de forma muy amena y didáctica las diferentes cues­tiones que puede plantear este tema.

A continuación, por su interés, tomamos algunos datos de este sencillo pero pedagógico folleto y que acerca a todos los ciuda­danos la arqueología vincu­lada al conocimiento y de­fensa del patrimonio cultural de cada colectividad.

"Los vestigios arqueoló­gicos forman parte integrante del Patrimonio Cultural co­mún, y muchas veces son, el único medio que poseemos para conocer nuestra his­toria. Sin embargo puede que, el dinamismo del tiempo por un lado, o la ignorancia por otro, tienen llevado a su incontrolada destrucción: la mecanización de la agricul­tura, los proyectos indus­triales, las nuevas urbaniza­ciones, la construcción de carreteras, etc., si son fac­tores necesarios al desenvol­vimiento y bienestar de las poblaciones, no deben poner en peligro el conocimiento de nuestra historia más remota; igualmente habrá que evitar que el coleccionismo mal in­formado, la fiebre de la bús­queda de los "tesoros", o el puro "vandalismo", lleven a la destrucción de nuestras ri­quezas arqueológicas".

¿EN QUE CONSISTEN LOS VESTIGIOS ARQUEOLÓGICOS?

Los vestigios arqueoló­gicos están normalmente constituidos por restos de construcciones:

—dólmenes, o sea, sepul­cros formados por grandes piedras enterradas verticalmente en el suelo...

—muros semi-enterrados de construcciones en rui­nas...

—elementos arquitectó­nicos, como capiteles, fustes, basas de columnas...

—concentraciones de ob­jetos, frecuentemente de tejas, que indican normal­mente la presencia de cons­trucciones en el subsuelo...

—caminos antiguos, cal­zadas, puentes romanos y medievales...

—grutas con vestigios de ocupación...

Pero también pueden estar constituidos por ob­jetos, en la mayoría de los casos partidos e incom­pletos, que se encuentran en la superficie del suelo:

—utensilios diversos de piedra, hueso, metal...

—objetos de adorno, ani­llos, alfileres, cuentas de co­llar...

—monedas...

—vasos de barro, normal­mente partidos, lisos o con decoración...

—piedras con inscrip­ciones o grabados...

—estatuas partidas y fi­guras en metal o cerámica..

.SITUACIONES QUE PUEDEN LLEVAR AL DESCUBRIMIENTO DE VESTIGIOS

—Durante los trabajos agrícolas, especialmente al cavar hoyos profundos.

—En los trabajos de cons­trucción civil, en las pobla­ciones antiguas.

—En la abertura de carre­teras.

—En los trabajos en las canteras o en las dragas de ríos...

¿Qué hacer en estas si­tuaciones?

No basta recoger los ob­jetos aislados que, solos, tienen un valor práctica­mente nulo para el estudio de nuestra historia. Sólo consi­derando todos los elementos de un mismo conjunto ar­queológico se pueden re­construir debidamente la vida de los hombres que ha­bitaron hace muchos años determinado local. Por eso la arqueología no es un pasa­tiempo sino una ciencia exi­gente, que implica la utiliza­ción de las más sofisticadas técnicas. Es así que, cuando alguien encuentra algún ves­tigio que parezca tener un in­terés arqueológico, deberá comunicar el hecho a los de­partamentos competentes, manteniendo vigilancia so­bre la integridad de los restos encontrados hasta la llegada de los arqueólogos. Tal co­municación deberá ser he­cha, preferentemente, a tra­vés de los ayuntamientos.

CUIDADOS A TENER EN CUENTA

Cuando visite una estación arqueológica, evite:

—caminar sobre los muros o estructuras visibles

—recoger cualquier objeto, por más insignificante que pa­rezca

—tirar las piedras sueltas o remover el terreno

—escribir fechas o nombres en las paredes...

Procure:

—contribuir para la defensa del patrimonio, manteniendo el local limpio e informando a otros visitantes de la necesidad de respetar estas reglas mí­nimas

—informar a las entidades competentes de las eventuales anomalías observadas
Nota.- En las imágenes que ilustran el comentario, varias fotografías del castro de Vigo, en las que se pueden apreciar el abandono existente en el lugar y como el paso del tiempo y personas incontroladas por él, han dejado huella, que podemos ver, en los derrumbes de muros, basura acumulada,...

domingo, 8 de febrero de 2009

MÉTODO PARA EL ESTUDIO DE LOS YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS

Partiendo de la localización y característi­cas formales de un yacimiento arqueológi­co, debe de procederse a la descripción del mismo y sus estructuras, su relación con el medio geográfico que lo rodea y por último el análisis de los materiales arqueológicos encontrados en dicho yacimiento.

Ofrecemos hoy a los lectores de este blog, siguiendo la línea divulgativa que estamos llevando a cabo en los últimos comentarios, una sencilla metodología para el estudio de los yacimientos arqueológicos, basado en un interesante trabajo llevado a cabo por el arqueólogo y amigo, Dr. Francisco Burillo, quien dedicó varios años a la prospec­ción sistemática de yacimientos arqueoló­gicos y su estudio formal.

LOCALIZACIÓN DEL YACIMIENTO Y CARACTERÍSTICAS GENERALES

El primer acto a conseguir será el topónimo que hace referencia al yacimiento. En ocasiones existen dos o más que hagan alusión al mismo lugar, por lo cual se debe preguntar el motivo de dichas denomina­ciones. A continuación debe de situarse el nombre del pueblo a que pertenece el yacimiento así como a la comarca. Debe darse a conti­nuación las coordenadas geográficas, teniendo en cuenta que si bien la latitud es siempre igual, cualquiera que sea el mapa que se utilice, la longitud puede variar, pues bien es sabido que en la cartografía militar española (que es la más utilizada, hace años) se toma como punto de partida el meridiano de Madrid mientras que en la serie americana por ejemplo se toma el meridiano 0.

Se dará a continuación la cota altitud sobre el nivel del mar del pun­to más alto del yacimiento.

Se señalizará sobre un mapa a escala 1:50.000 ( u otro de menor escala, que se posee ) el punto exacto en que se encuentra enclavado el yacimiento.

Se deben de tomar puntos de referencia y orientación: relación de los lugares destacados que se observan desde el yacimiento y grados a que se encuentran tomando como punto de medida dicho yacimiento. Indicar el acceso al yacimiento por el camino más rápido. También se debe de indicar si dicho yacimiento fue excavado y las características de dichas excavaciones (director de excavación y año en que se reali­zaron, extensión de las mismas, conservación actual de la zona excavada...)

Debe de observarse la utilización o explotación actual del yacimien­to y las destrucciones o acciones no controladas que ha podido sufrir el yacimiento, bien por labores agrícolas, por canteras, por excava­ciones furtivas... También hay que señalar las posibilidades de des­trucción en el futuro, según información del propietario, vecinos del lugar, ICONA, IRYDA, etc.

Tomar el nombre, apellidos y dirección del propietario. Indicar los mismos datos para el descubridor del yacimiento, también poniendo la fecha de dicho descubrimiento, así como el método empleado para lograr dicho objetivo (procedente de los mapas catastrales, encuestas, prospección sistemática del lugar...)

Recoger las leyendas que existen en el pueblo referentes al yacimiento (su atribución a una época, existencia de tesoros...).

Por último ver la funcionalidad del yacimiento en la antigüedad (vi­lla romana, castro, torre medieval...) y si su identificación no pudiera ser exacta, su finalidad: exclusivamente defensiva, sin condiciona­miento militar, etc.

Poner la datación que presenta el yacimiento a partir de los datos ob­tenidos y la bibliografía referente al yacimiento. En el caso que los da­tos obtenidos sean conseguidos por prospección solamente, se plan­teará dicha datación como mera hipótesis.

DESCRIPCIÓN Y ESTRUCTURAS DEL YACIMIENTO

Estudio de la morfología: tipo de relieve sobre el que se asienta (co­to, montaña...) y área de él que ocupa. Orientación, dimensiones y forma del recinto. También habrá que ver la extensión en metros cua­drados que ocupa, pudiendo existir casos con límites precisos marca­dos por murallas, o hipotéticos, al no existir ningún límite ni constructivo ni topográfico, en este caso nos guiaremos por la dispersión cerá­mica y de los restos constructivos existentes.

Observar la potencia estratigráfica que hipotéticamente presenta, calculada al comparar la forma del relieve cultural y el artificial del yacimiento (la existencia de un lienzo de muralla o de un corte produ­cido por una cantera ayuda a ello). Indicar también el relieve relati­vo, esto es, la diferencia de altura entre la cota del yacimiento y la del medio ambiente que lo rodea. Ver las pendientes o gradientes de las laderas y accesibilidad de las mismas. Si posee foso observar su desa­rrollo longitudinal y realizar el perfil del mismo y anotar sus dimensio­nes. Si posee muralla tomar sus medidas relativas a la planta, espesor y alzado, observando el tipo de piedra empleada, así como su coloca­ción, trabación y unión de las mismas. Si existen dos lienzos de mura­llas indicar la distancia que los separa. Anotar otros desniveles que pueden indicar otras construcciones. Ver si existió otra ocupación posterior del lugar: ermitas, torres medievales...

EL YACIMIENTO Y EL MEDIO GEOGRÁFICO

Primeramente se pasará a realizar una descripción de la morfología del área geográfica en que se encuentra emplazado el yacimiento. Luego se señalará la visibilidad desde el mismo, esto es, los lugares que se vislumbran desde la cota más alta, indicando los que domina el yacimiento y los que lo dominan a él. Si existe un yacimiento próximo indicar si es posible una comunicación óptica entre ambos yacimien­tos. Estudiar el período geológico al que corresponde el yacimiento y composición litológica del mismo, así como la del medio geográfico inmediato. Ver los caudales de agua más próximos al yacimiento, bien sean naturales o artificiales (ríos, manantiales, pozos, cister­nas...) Anotar la vegetación actual que presenta el yacimiento, así como su fauna. Analizar la explotación actual del medio inmediato, indicando los tipos de cultivo y su rendimiento, especies ganaderas y áreas de pastos. También debe de indicarse si se recuerda otro tipo de explotación que en la actualidad no exista en la zona. Por último indicar los caminos más importantes que pasan cerca del yacimiento y si conducen a otros yacimientos.

ESTUDIO DE LOS MATERIALES DEL YACIMIENTO

Se procederá a identificar los materiales encontrados en el yaci­miento, realizando un inventario muy escueto de los mismos para que finalmente se pueda llevar a cabo un estudio exhaustivo de los mis­mos. Así se señalarán los tipos de materiales arqueológicos localiza­dos: vegetales (semillas...), óseos (indicando si son humanos o co­rresponden a animales), líticos (molinos, alisadores...), metálicos (escorias, piezas elaboradas, monedas...), cerámicos (a mano, a tor­no), vítreos...

Finalmente se debe de indicar el lugar en que se encuentran deposi­tados y el nombre de la persona que los ha estudiado o los está estudiando.

COMPLEMENTO GRÁFICO: DIBUJOS Y FOTOGRAFÍAS

En cuanto a dibujos o croquis del yacimiento podemos indicar que se pueden realizar los siguientes: topográficos del yacimiento y su área o bien detalles de aquel; planimetrías del desarrollo de los muros y mu­rallas, así como de otras estructuras visibles; y dibujo del algún corte estratigráfico localizado.

Las fotografías que pueden acompañar a este estudio del yacimiento arqueológico, pueden ser aéreas, de aspectos generales del mismo o del área donde se encuentra enclavado o de detalles del yacimiento y de sus materiales.

Nota.- Ilustran este comentario, dos fotografías correspondientes a dos monumentos megalíticos. Uno se encuentra sin excavar y se documenta por la forma que presenta sobre el terreno ( se trata, en concreto, de un túmulo megalítico del Monte Penide (Redondela) y el otro, ya está excavado y podemos ver su cámara y la coraza pétrea que la cubría ( corresponde al dolmen de Chan de Castiñeiras (Pontevedra).


LA CIUDAD ROMANA DE CLUNIA Y NUESTRO "VICUS HELLENI"

Dentro de la extraordinaria colección de estelas romanas localizadas en Vigo y que se exhiben en el Museo Municipal "Quiñones de León" de nuestra ciudad, se encuentran tres que corresponden a emigrantes de la ciudad romana de Clunia, que se trasladarían al Vigo antiguo, por un lado por el aumento demográfico que se registra en la época en su zona de origen y por otro por la importancia indudable que ya poseía la ciudad olívica en aquellos tiempos.
Hablemos ahora un poco sobre esta ciudad romana, vincula por ello con nuestra ciudad.
La ciudad romana CLUNIA SULPICIA fue la capital del convento jurídico cluniense y se encuentra en el extremo sudeste de la provincia de Burgos, concretamente en el término municipal de Peñalba de Castro.
Hoy pues, desde este blog, vamos a señalar algunos datos sobre esta urbe romana de la meseta castellana, lugar de origen de estos tres primeros emigrantes (epigráficamente documentados) que vivieron en Vigo hacia los siglos III-IV después de Jesucristo.
RESTOS ARQUEOLÓGICOS Y HALLAZGOS
Gracias a diversas excavaciones arqueológicas realizadas en este yacimiento se pueden observar hoy en día numerosos restos constructivos de época romana que nos documentan la gran importancia que poseyó esta ciudad en época romana.
Así podemos apreciar un gran teatro que posee una "cavea" tallada en roca viva que es la más extensa de las existentes en España y la de mayor cabida.
También el visitante que se acerque a contemplar las ruinas de esta ciudad romana puede observar un admirable conjunto de época imperial y el centro urbano de la ciudad que encierra el foro (plaza rectangular de 160x 115 metros) dos templos, una basílica jurídica de tres naves, diversas "tabernae" y varias viviendas. En zonas se documentan restos de calzadas que recorrían la ciudad por diversos puntos. En cuanto a hallazgos podemos señalar que fueron muy numerosos los mosaicos localizados con temas geométricos en su mayoría. Asimismo se encontraron varias esculturas en mármol y bronce, estelas discoidales con jinetes y letreros ibéricos, una numerosa colección epigráfica procedente en su mayoría de la necrópolis, cerámica indígena y "terra sigillata" (aretina sudgálica, hispánica y clara); vidrios, camafeos y enta¬lles, un anillo de oro, estuco,...
A destacar, recordando que Clunia fue ceca monetaria en tiempos celtibéricos y en los primeros años del imperio, son las cerca de 400 monedas encontradas, siendo piezas singulares los diversos áureos localizados que aportan diferentes cronologías.
HISTORIA DE LA CIUDAD
Haciendo un poco de historia, siguiendo el trabajo de Pedro de Palol, director de las excavaciones arqueológicas en Clunia ( Guia de Clunia, Valladolid, 1982) tenemos los siguientes detalles:
"Hay en Clunia dos ciudades. Por una parte un establecimiento prerromano hispánico, dentro del grupo celtibérico de los arévacos, que jugó un importante papel en las guerras sertorianas y en general de la república romana y también contra Roma, al lado de Numancia".
"Hay otra ciudad, romana, fundada posiblemente por Augusto o en tiempo de Tiberio, que tuvo importante papel en la administración de la Provincia tarraconensia, desde la cabeza de uno de los Conventi luridici que constituían la división administrativa de aquella.
El mencionado autor nos recuerda que "sabemos por Livio que la ciudad fue asediada por Pompeyo en su lucha contra Sertorio, que estaba en la ciudad, durante el invierno del año 75, pero que Pompeyo tuvo que abandonar el sitio a causa de las frecuentes salidas de Sertorio". Más tarde tenemos a Clunia "aliada de los vacceos, que antes habían ayudado a Numancia una vez derrotados éstos por Metelo, el general romano sitió la ciudad, pero de nuevo el duro invierno castellano impuso una tregua... Pero la total romanización estaba muy cerca, de forma que en el año siguiente, en pleno triunvirato romano, el legado de Pompeyo Afranio, redujo definitivamente a la obediencia a arévacos y a vacceos, y a la ciudad de Clunia".
Según Pedro de Palol, "es posible que el propio emplaza¬miento de la ciudad y el preponderante papel desempeñado en estas guerras pudiera hacer pensar a los romanos en mantener un puesto fijo en el lugar, creándose así la Clunia romana, más tarde adoptada por Galba, que la llamó Sulpicia y posiblemente Colonia muy pronto, aunque los datos de esta condición jurídica sean ya, del siglo II después de Jesucristo". Clunia volverá a ser noticia hacia el año 69 de nuestra Era, con motivo de la revuelta contra Nerón, pues "el sucesor y enemigo, Galba se había encerrado en sus muros después de la derrota de su colega de rebelión Vindex, y en Clunia recibió la noticia de la muerte de Nerón, saliendo de la ciudad para ceñir la diadema imperial".
Para finalizar podemos mencionar que esta ciudad romana aparece citada en el itinerario Antoniniano como un centro vital de la conocida vía de Caesaraugusta y Asturica Augusta y también viene citada en los textos del Ravennate.
Nota.- En la imagen que ilustra este pequeño comentario, una vista parcial de los restos arqueológicos de esta ciudad romana, vinculada con nuestro “Vicus Helleni” por las tres estelas funerarias romanas localizadas en Vigo y que se pueden ver en nuestro museo municipal “Quiñones de León”.

METODOLOGíA DE LA PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA

La localización de yacimientos arqueológicos se tiene que realizar siguiendo diversos pasos que nos llevarán finalmente al descubrimiento de los restos arqueológicos que deseamos estudiar. Podemos resumir dichos pasos o etapas en los siguientes puntos: Información bibliográfica; consulta a las personas que han trabajado en la zona de estudio; toponimia; folclore; estudio del medio geográfico, mapas topográficos y fotografía aérea; prospección sistemática en las áreas de vacío arqueológico; comprobación y búsqueda sobre el terreno de la información anterior y aplicación de método tecnificado.
Brevemente en el presente comentario resumiremos los puntos más importantes que se relacionan con los cuatro primeros pasos a seguir para la localización y estudio de yacimientos arqueológicos, concretando en ocasiones, su aplicación en Galicia. Dejamos para fecha posterior el análisis de las etapas siguientes.
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Es el primer paso en el estudio de una zona, ya que es im¬prescindible conocer ampliamente los trabajos y su extensión. Cuando se desconoce la bibliografía existente de determinada zona, el proceso más simple es partir de las obras de síntesis más recientes sobre el área geográfica que nos ocupa, las cuales nos remitirán a estudios más concretos. Al agotar los estudios cono¬cidos en las publicaciones especializadas, es interesante bucear en las revistas y periódicos de carácter local, comarcal o provincial, pues pueden incluir referencias interesantes de hallazgos que no han trascendido, por diversas circunstancias, a las revistas especializadas.
Así tenemos para el caso gallego, las revistas especializadas de Gallaecia, Museo de Pontevedra, Brigantium, Museo Municipal de Vigo, Boletin Auriense, Cuadernos de Estudios Gallegos...
CONSULTA A LAS PERSONAS QUE HAN TRABAJADO EN LA ZONA
No siempre los trabajos de búsqueda y localización de yacimientos han sido publicados y normalmente las personas que han investigado una zona determinada tienen conocimientos que no han trascendido a la letra determinada tienen conocimientos que no han trascendido a la letra impresa. Algunos, como el caso de aficionados pueden estar totalmente inéditos. Por ello es importante entrevistarse antes de iniciar la investigación, con los estudiosos de la zona que nos interesa, no sólo para nuestra mejor información sino también para evitar interferencias en el trabajo, repeticiones del mismo...
TOPONIMIA
Tiene por objeto el estudio de los nombres de los lugares.
«El hombre necesita denominar el medio geográfico en que se halla inmerso, para identificar los lugares y poder comunicarse con sus semejantes. Entre los topónimos actuales encontramos pervivencias del pasado, verdaderos fósiles lingüísticos, que nos abren la posibilidad de llenar parcelas importantes de la Historia. Su estudio e interpretación corresponde a los filólogos, ya que de lo contrario es fácil caer en errores. La toponimia ayuda de forma notable a la localización de yacimientos, puesto que las nomenclaturas de los lugares se realizan por las particularidades y anomalías, que les diferencian de los demás, y una de ellas es la existencia de restos arqueológicos».
Podemos distinguir una toponimia mayor y una microtoponimia. Una de las fuentes para su estudio son los mapas catastrales de diferentes escalas, 1/50.000; 1/25.000, realizados por la Dirección General del Instituto Geográfico Nacional; etc.
En Galicia poseemos numerosos topónimos que nos evidencian restos arqueológicos. Además podemos señalar que también nos documentan, en la mayoría de los casos, la cronología de los mismos, esto es, a la cultura pre o protohistórica a la que pertenecen o la etapa histórica en que podemos datarlos. Así tenemos que los topónimos tales como MAMOA, MEDORRA, MADROA, ARCA, CASA DOS MOUROS, MANIOLA, MEDOÑA, MEDELA, ANTA, PEDRAFITA, TUMBA, MODÍA... entre muchos otros denotan restos megalíticos.
Asimismo los topónimos que hacen alusión a grabados rupestres, nos vienen dados por nombres como LAXE DAS RODAS, PENA ESCRITA, PENA DAS FERRADURAS, PEDRA MOURA, LAXE DAS PEGADIÑAS... Son numerosos los topónimos que hacen referencia a poblados prerromanos en Galicia: CASTRO, CASTRELO, CASTELO, CASTRIÑO, CIVIDA, CIDADE, CROA, RODA, CIDA, CIDADELLE, CASTRICAN, SUCASTRO, COTO DOS MOUROS...
Con relación a topónimos que denotan restos ya romanos y medievales tenemos entre otros: MARCO, PADRON, CALDAS, ARCOS, CALDELAS, ESTRADA, RÚA, VEREDA, CALZADA, VILA... para los romanos y para los medievales: MOSTEIRO, IGRESIA VELLA, FONTE SANTA, CAMA DA SANTA...
FOLCLORE
«Con frecuencia los yacimientos arqueológicos han sido mo¬tivo de leyendas, surgidas por diferentes causas:
— El intento de explicar las características de un yacimiento y la época en que fue construido, es de las más frecuentes. Los hechos narrados en las leyendas se hallan generalmente deforma¬dos y faltos de una perspectiva histórica y con frecuencia se atribuyen a un mismo momento de la antigüedad». Así en nuestra zona gallega tenemos que la mayoría de los monumentos arqueológicos fueron construidos por «os mouros», acompañando esta afirmación, relatos de acontecimientos diversos vinculados a dichos «mouros».
— «Con frecuencia encontramos menciones de existencia en los yacimientos de tesoros ocultos y personajes míticos que los protegen como serpientes, «mouras encantadas»...
— «Las hachas pulimentadas se atribuyen su origen a la caí¬da del rayo, empleándose como contrapartida para la protección contra el mismo, colocándose en ciertos casos debajo de las tejas. Una explicación puede encontrarse en el hecho de que las tormentas lavan el suelo y aparecen a la vista los citados utensilios».
Es interesante recoger todo tipo de folclore relacionado con cualquier topónimo, pues nos va a evidenciar posiblemente restos arqueológicos. Esta recogida de datos folclóricos ha de hacerse en el idioma que hable el interlocutor, y debe anotarse exactamente todo lo que diga.
BIBLIOGRAFÍA
BURILLO, Francisco: Métodos de prospección arqueológica. Teruel, 1981; GARCÍA ALEN, Alfredo: Normas generales para recogida de datos en campo (mecanografiado). Pontevedra, 1978; MENENDEZ PIDAL, R.: Toponimia prerrománica hispánica. Madrid, 1968; CARO BAROJA, J.: Algunas notas sobre onomástica antigua y medieval. Hispania. XIII, pp. 515 544; POTTIER: Los topónimos en los mapas antiguos. Actas de la 1ª Reunión de Toponimia Pirenaica. Jaca, 1949, pp. 167-180; RODRIGUEZ COLMENERO: El real de Legos del Catas¬tro de Ensenada y La Toponimia de los Establecimientos Agrícolas del Mundo Antiguo en la provincia de Orense. Santiago de Compostela, 1975, pp. 185-190; y TOVAR, A.: Estudio sobre las primitivas lenguas Hispánica. Buenos Aires, 1940.
Nota.- En las imágenes que ilustran este comentario, podemos apreciar el dolmen de Axeitos ( A Coruña) y un detalle del petroglifo de “Laxe das Rodas” ( Muros, A Coruña). Tanto los monumentos megalíticos como los grabados rupestres, en la mayoría de los casos, poseen una toponimia y folclore, relacionada con “os mouros”.

miércoles, 4 de febrero de 2009

LOS EPITAFIOS EN LAS ESTELAS FUNERARIAS ROMANAS

Sin lugar a dudas, el museo municipal “Quiñones de León” de Vigo, posee una de las colecciones mejores de estelas funerarias romanas de toda la península ibérica. Sin embargo, las lecturas que nos ofrecen no nos ofrecen unos epitafios, tan interesantes como los que veremos a continuación.

Vayamos al tema. En el interesante libro de Antonio García y Bellido titulado "Veinticinco estampas de la España Antigua" son tratados diferentes aspec­tos relacionados con nuestra península en época romana.Un apartado de dicha obra, lo dedica el mencionado autor a estudiar y comentar algu­nos epitafios grabados en estelas, que por su peculiar significado, analizaremos algunos casos ahora, recomendando al lector de este blog, este pequeño pero curioso libro.

"A partir del siglo III el rito de la cremación fue cediendo ante la mo­da, cada vez más extendida, de ente­rrar intacto el cadáver, es decir, de inhumarlo. Los cristianos ya lo ve­nían haciendo desde comienzos de la Era. Estos enterramientos lleva­ban un ara o estela funeraria como señal exterior y en ella el epitafio". Normalmente se solía encabezar es­te epitafio con las palabras "Dis Manibus" que hacían alusión a los dioses que debían proteger al muerto en la otra vida. Luego se ponía el nombre del fallecido, su edad, su condición, oficio, datos sobre su vi­da, etc. Finalizaba con la consabida fórmula "sit tibi terra levis" (esto es, seate la tierra leve o ligera) con la cual se deseaba al muerto paz en su tumba.

Pasamos seguidamente a parar­nos en varios y curiosos epitafios que han llegado hasta nosotros, al­gunos llenos de dolor y ternura poé­tica, otros más simples y hasta algu­nos que nos señalan la circunstancia de la muerte del difunto. Los hay breves y extensos, poéticos y narra­tivos, pero todos ellos reflejan un gran sentimiento.

Así para empezar, tenemos una lápida encontrada en Tarragona en la que podemos leer lo siguiente: "Sepultado en este túmulo yace aquí el joven Aper, el forjador aquél, cuya juventud mientras vivió fue in­tachable. Viviste pobre. Con los amigos fuiste entrañable. Viviste treinta años, dos meses y ocho días. ¡Ay dolor! ¡Ay llanto! ¿Dónde te buscaré yo, mientras hijo? Estas lá­grimas, vedlo las derramo ¡ay triste de mí! como padre sin hijo. Me falta hasta la luz. De dolor se debilitan mis miembros. Más valiera que fue­ses tu el que hiciera por mi este fúne­bre obsequio. Si hay entre los dioses Manes ra­zón, llevadme a mí, padre desdicha­do. Ya me quedo sin luz puesto que te he perdido, hijo. Viandante ! ya prosigas tu camino, ya pases o te de­tengas un momento y leas el epitafio en mármol a cincel labrado que yo, su padre, hice a su hijo dulcísimo, lleno de amor para mi, bien lo dice la inscripción: en el túmulo quedan en­terrados los restos. Adiós para siem­pre jamás, hijo carísimo".

De Mérida tenemos una inscrip­ción que nos habla del cordial reco­nocimiento de un amo a su esclava, que muerta ésta, le dedica un monu­mento funerario con el siguiente epi­tafio: “A Fortunata, sierva fidelísi­ma, cuidadora y amante de su amo. Solvianos mandó hacer este monu­mento en memoria de persona tan acreedora".

Como anota García y Bellido, en la siguiente inscripción funeraria ha­llada en Tarragona, vemos un caso magnífico de "contabilidad matri­monial". En el epitafio de una espo­sa a su marido en el que señala con precisión el tiempo exacto que vivió con él: "Monumento a Cornelius Iulianus que murió a los treinta y un años, cinco meses y veintinueve días. Lucía Valeria su esposa se lo consagra a su querido esposo con el que vivió diez años, cuatro meses y veintinueve días".

Del peligro que encerraba el efec­tuar viajes en aquella época, tene­mos varias muestras que nos hablan de ello. De Navarra poseemos una lápida funeraria de un viajero que fue asesinado por unos bandoleros: "Aquí yace Calaetus, hijo de Eguesi, de veinte años de edad, que fue asesinado por unos ladrones. Acnon, su madre, hizo levantar este monumento a su costa".

De una localidad cercana a Carta­gena es la siguiente, mas poética, que la anterior, pero también trági­ca: "La tierna edad de Lusius se ha­llaba adornada en su incipiente ju­ventud de fuerzas vigorosas. Año­rando los abrazos de su querida hermana pretendió cubrir muchas millas de camino, pero fue asesinado por el inesperado y malhadado tro­piezo con unos bandoleros. Así se llevó su cuerpo una desgracia cruel. Yo creo que al extinguirse tan pre­maturamente su tierna edad, si bien le privó del recuerdo de ratos felices, también le evitó el tener que memo­rar los amargos".

Otros efectuaron largos viajes con suerte y al finalizar el recorrido, levantaban a los dioses un monu­mento, en cumplimiento del voto he­cho y en gratitud de haberles protegi­do durante la realización del viaje. Así es el caso de un tal Flavius Ma­gilo que viajando hacia Roma, tuvo miedo de perder la vida en los Mon­tes Apeninos y realizó un voto a Ju­piter Appeninus, que cumplió a su regreso. La inscripción está en el Museo de Pamplona y dice: "¡Oh (Júpiter) Appeninus, favorecedor mío! Yo, Flavius Magilo, vencedor y alegre, te dedico ahora estas ofren­das prometidas cuando suplicante y temeroso iba camino de los altos te­chos de Roma. Sólo quiero que reci­bas propiciamente lo que te ofrezco, el ara, la palma y la víctima".

Curioso es un epitafio de un epi­cúreo, que al "reconocer que la vida es breve, recomienda gozar de ella a grandes tragos". Esta lápida debió pertenecer a un tribuno militar de la Legio VII Gemina que vivió en la época del emperador Caracalla, esto es, hacia inicios del siglo III después de Jesucristo. Dice: "Vive alegre cuanto vivas. La vida es un pequeño regalo, en un instante adviene, in­sensiblemente se afirma, pero muy luego se va insensiblemente tam­bién".

Podemos finalizar, con una bella inscripción encontrada en Peñaflor, cerca de la desembocadura del Genil y el Guadalquivir, que corres­ponde a un rico agricultor, gran afi­cionado a la caza y a la pesca. Escri­ta en bellos versos se puede datar hacia el siglo I después de Jesucristo y dice: "A los dioses Manes. Aquí yace Quintus Marius Optatus, natu­ral de Celti y de edad de veinte años. ¡Ay dolor! ¡Oh tu caminante, que pa­sas por la acera de este camino! enté­rate de quién fue el joven cuyos res­tos mortales se guardan dentro de es­ta tumba. Apiádate de él y ofrécele tu saludo. Era diestro en lanzar el ar­pón y el anzuelo al río, donde cogía abundante pesca; sabía como caza­dor hundir su jabalina en el corazón de bravías fieras; sabía también aprisionar a las aves con varetas ar­madas en liga. Además cuidaba del cultivo de los bosques sagrados, y a ti, !Oh Diana!, en Delphos nacida, casta, virgen y triforme luna, erigió un santuario tutelar de la umbría flo­resta cumpliendo el voto hecho."

Nota.- En la fotografía, bello ejemplar de una estela romana romana que se puede contemplar en el Landsmuseum de Mainz (Alemania), perteneciente a un importante legionario romano, a juzgar por el bello y minucioso trabajo realizado en piedra.